Durante un verano bastante opaco de mi vida pasaba las noches insomnes dibujando en el café Amarras, en la Costa. Llegaba con mis papeles a medianoche y me iba, tres cafés después, con el alba salitrosa del rocío matutino. Por supuesto que me enamoré silenciosamente de una camarera y regalé algunos dibujos a los parroquianos, pero no era bohemia, era melancolía. Ese perfume amargo que, ya en el invierno porteño, me paseó por burdeles y museos, por óperas y avenidas. Así descubrí el Dichterliebe de Schumann, el Museo Sívori y el whisky con miel y aspirinas. Las pérdidas también nos hacen, rescato estos dos dibujos para subirlos aquí y honrar a la melancolía.
Love the expressions in the top one, so nice!
ResponderEliminarLindisssimo dibujo!!!..Whisky con miel y aspirinas??!! Yo por ahora voy probando a mezclarlo con dulce de leche, que es algo perverso e innecesario y se parece demasiado a esa invencion del diablo que llaman "Don Pedro", pero persevero a ver si por ahi me sale algo novedoso que podria comercializar y hacerme rico. "Don Oscar"? La Desiree que te escribe aqui arriba es un encanto de muchacha y estudia animacion en Vancouver con un gran amigo mio.
ResponderEliminarPuse algo aqui que te podria causar simpatia:
http://boludalia.blogspot.com/
Muy buenos ambos!
ResponderEliminarBueno, ya vamos teniendo admiradoras internacionales. Bien ahí.
ResponderEliminarPara la melancolía le doy al vodka con cointreau y después ya me olvido de todo. Un abrazo.
Las pérdidas también nos hacen. Es tan cierto, tan indiscutiblemente cierto...
ResponderEliminarLa melancolía... qué sentimiento fuerte, poderoso, qué bien expresado. Cómo lo entiendo...!
ResponderEliminarVeo que no soy el único que toma whiskey con miel, salud!
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